En la localidad de Bosa, el Cementerio Parroquial es un lugar de gran importancia cultural para la comunidad, especialmente para las familias originarias y la comunidad indígena Mhuysqa. A lo largo de su historia, este cementerio ha experimentado cambios significativos. Inicialmente, se caracterizaba por combinar rituales católicos con elementos tradicionales indígenas. Sin embargo, con el tiempo, pasó a ser administrado por la Iglesia Católica, en concreto, por la orden claretiana.

La comunidad ha venido presentando diversas quejas en relación con el cementerio, que van desde cobros excesivos hasta cambios en la ubicación de cuerpos en fosas comunes, además de acusaciones de corrupción en la administración. La situación se volvió más crítica cuando se procedió la demolición de mausoleos pertenecientes a familias Escobar, Barragán y Cantor, que generó una gran preocupación en las familias propietarias de estos y otros mausoleos de gran historia en dicho lugar, dado el valor cultural que representaban para la comunidad.

El 20 de junio de 2023, la comunidad se manifestó en el cementerio en busca de una solución a sus problemas. Sin embargo, la administración del cementerio incumplió la cita, y el vicario Hulmer Figueroa, quien inicialmente se negó a identificarse, condujo a la comunidad por el cementerio sin dar respuesta a las inquietudes presentadas. Posteriormente, el Padre Jairo Alberto Peñuela, el verdadero administrador del cementerio, permitió una reunión con la comunidad y las autoridades.

Se evidenció que la administración del cementerio tenía un completo desconocimiento de las dinámicas patrimoniales del lugar y de su historia comunitaria. Además, se presentaron contradicciones sobre la demolición de los mausoleos, lo que generó desconfianza en la comunidad.

Para abordar estas preocupaciones, se programó una mesa de concertación para el 28 de junio en la Casa de la Participación de la localidad, desde allí se han realizado una serie de reuniones en las que prima la imposición de una administración que desconoce el carácter cultural del lugar de disposición final de los cuerpos de los difuntos de gran parte de la comunidad indígena.

La comunidad busca soluciones a través de procesos de concertación o vías jurídicas para proteger el patrimonio cultural y resolver los problemas en el cementerio; lo cual se resume en algunas situaciones puntuales:
– protección de los derechos de los propietarios de los mausoleos.
– reconocimiento del carácter comunitario en la construcción del cementerio.
– garantías para que las familias más antiguas de Bosa puedan continuar con las dinámicas que se han dado históricamente en el cementerio.
-que se entienda que sin la comunidad, la organización comunal y social, sin la intervención de quienes ahora pertenecen al Cabildo Indígena Muisca de Bosa, el cementerio no se habría construido y, por lo tanto, la iglesia no estaría administrando, de mala manera, el cementerio, porque no habría nada que administrar.

No se le quiere quitar la administración a la iglesia, sin embargo, se quiere proteger a la comunidad para seguir con las dinámicas en el lugar que construyeron con sus propias manos y el derecho de permanecer en un sitio propio, que la comunidad donó, construyó y dotó de identidad, es algo que se va a proteger, así se deba aprender a administrar un cementerio desde una base comunitaria y cultural.

Mario Neuta Salamanca
Indígena Muisca
sociólogo
Director de la Revista In-Usual

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *