La importancia de la patrimonialización de nuestro Festival Jizca Chia Zhue en Bogotá

Bogotá, la imponente capital de Colombia, es hogar de diversas comunidades que aportan una rica diversidad cultural. Entre estas, los pueblos indígenas procedentes de todas partes del país y en especial el pueblo Muisca originario de este territorio, quienes han desempeñado un papel crucial, siendo sus fiestas los eventos de expresión cultural más importantes de visibilización de sus culturas. En este contexto, el pueblo muisca de Bosa ha logrado a través de su Festival JIzca Chia Zhue un reconocimiento importante en la ciudad y actualmente se encuentra en busca de la patrimonialización de su fiesta, en lo que sería un paso esencial para el reconocimiento y protección de la herencia única de su cultura.

El festival Jizca Chia Zhue, arraigado en tradiciones ancestrales del pueblo Muisca de Bosa que han perdurado a lo largo de generaciones, se convierte en un faro de identidad cultural en medio del bullicio urbano. La patrimonialización de este evento no es simplemente un acto simbólico, sino un compromiso activo con la preservación de las costumbres, danzas, rituales y saberes que lo caracterizan.

Uno de los aspectos más destacados de la patrimonialización es el reconocimiento oficial de la importancia cultural del festival. Esto va más allá de la mera celebración; implica la protección de los espacios donde se lleva a cabo, asegurando la continuidad de esta expresión cultural en el tiempo. Asimismo, otorga a la comunidad Muisca una voz activa en la planificación y ejecución del evento, promoviendo un enfoque participativo y respetuoso.

La patrimonialización del festival Jizca Chia Zhue también desempeña un papel vital en el fomento del diálogo intercultural. En una ciudad tan diversa como Bogotá, este evento se convierte en un punto de encuentro donde las diferentes comunidades pueden compartir y aprender mutuamente. Esto no solo enriquece la comprensión cultural, sino que también fortalece los lazos de respeto y aprecio entre los habitantes de la ciudad.

Además, la patrimonialización contribuye a la sostenibilidad del festival. Al recibir apoyo institucional, financiero y logístico, el evento se vuelve más resistente a las amenazas que podrían poner en peligro su continuidad. Este respaldo permite que las comunidades indígenas no solo celebren su cultura, sino que también la transmitan a las generaciones futuras de manera sólida y arraigada.

En última instancia, la patrimonialización de un festival indígena en Bogotá es un acto de justicia cultural. Reconoce la historia, la cosmovisión y la contribución de estas comunidades al tapiz cultural de la ciudad. Además, subraya la importancia de proteger y celebrar la diversidad, recordándonos que la autenticidad y la pluralidad son pilares fundamentales en la construcción de una sociedad vibrante y respetuosa. Bogotá, al abrazar y preservar sus festivales indígenas, no solo asegura su legado cultural, sino que también enriquece su identidad colectiva, demostrando que el respeto y la preservación de la diversidad son esenciales para el florecimiento de una ciudad.

Héctor Augusto Neuta
Indígena Muisca
Diseñador Gráfico
Mesa de Comunicaciones CIMB

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