We know the Feeling

En un mundo plagado de conflictos, la búsqueda de la paz y la justicia es una aspiración universal. Un principio fundamental que abarca todas las culturas y sociedades es el derecho de las personas a vivir en paz. Sin embargo, a lo largo de la historia, muchos pueblos han sido privados de este derecho, enfrentando desplazamientos forzados, ocupaciones y violencia. Hace unos días mientras navegaba en redes sociales como de costumbre, me topé con una imagen que me hizo remover los sentimientos más hondos sentimientos frente a la historia de mi pueblo Muisca y como actualmente hay pueblos que siguen sufriendo este tipo de barbaries y genocidios.

La imagen es una ilustración, muestra con un fondo en llamas un Nativo americano pasando su brazo por encima del hombro de un palestino, ambos de espaldas al lector, como si miraran esas llamas. Esta imagen llamada “We know the feeling” o, en español, “Nosotros conocemos el sentimiento”, no es más sino una pequeña muestra del sentimiento que debería recordarnos a los indígenas, cuando vemos otro pueblo siendo atacado, colonizado, asesinado a causa de su cultura y de su visión del mundo, por un extranjero que tiene una mayor capacidad de ejercer la violencia.

Ambos, los pueblos indígenas de América y el pueblo palestino en Gaza han enfrentado el desplazamiento forzado y la pérdida de sus territorios ancestrales a lo largo de la historia. En América, la llegada de los colonizadores europeos resultó en la apropiación de tierras indígenas y en la destrucción de muchas culturas nativas. Del mismo modo, en Gaza, la ocupación de Israel ha llevado a la pérdida de tierras palestinas y la creación de una población de refugiados.

En ambos casos, los pueblos indígenas y los palestinos han enfrentado políticas destinadas a suprimir sus culturas y prácticas tradicionales. El pueblo muisca fue obligado a hablar en español, fue castigado por practicar sus rituales, sufrió a manos de los encomenderos y evangelizadores, que imponían sus creencias sobre las creencias de las personas que habitaban estos territorios.

La lucha por mantener vivas las practicas rituales y visiones del mundo que se sincretizan con la cultura globalizada, debería darse de forma orgánica, no con imposiciones violentas como actualmente ocurre con los palestinos y como ocurrió con el pueblo muisca tanto en los tiempos de la colonia española como en los tiempos de la república.

Todo el movimiento indígena, y los pueblos que sufrieron con la colonización europea y la pérdida de sus tierras ancestrales, pueden sentirse reflejados en el pueblo palestino que también ha sufrido un desplazamiento forzado y la ocupación de su territorio, el comprender los fenómenos que se desencadenan por la colonización y la imposición de forma violenta de otra cultura, permitiría tener una perspectiva desde el pueblo oprimido y crear una conciencia hacia la empatía y el apoyo, por lo menos moral, que podríamos tener hacia estos otros pueblos hermanos.

Mario Neuta Salamanca
Indígena Muisca
sociólogo
Director de la Revista In-Usual

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